
Me río de vos....
Pasó una nueva edición del clásico de Avellaneda, esta vez sin la habitual victoria de Independiente, y quedaron varios asuntos por destacar. Si bien Racing ganó merecidamente, su gente demostró otra vez no estar a la altura de su rival (ni de su propio equipo) e hizo el ridículo antes, durante y después del partido. Por eso, pese a la derrota, los hinchas del Rojo hoy se divierten con los de la Academia.
Lo primero que cabe mencionar es que Racing fue justo y merecido ganador del encuentro. El equipo de Miguel Angel Russo fue superior al de Antonio Mohamed, salvo en los primeros 20 minutos, y la ventaja pudo haber sido más amplia si Fabián Assmann no hubiera estado inspirado. Y punto. Esto cualquier hincha de Independiente lo reconoce, a diferencia de los de Racing, que para cada derrota clásica tienen un chivo expiatorio distinto…
De arranque, cuando el Rojo salió a la cancha, la gran inventiva de la hinchada académica se puso en marcha: pequeños sobrecitos de azucar volaron al banco de los suplentes, una cargada que la deben haber repetido en, por lo menos, los últimos 20 años. De arranque, cero en originalidad.
Después, cuando los jugadores de Independiente se metieron en el vestuario, se encontraron con cruces rojas pintadas en las paredes, presuntamente de sangre de vaya uno a saber qué bicho, y con vinagre, apelando como ya lo hicieron a lo largo de su historia a “fuerzas sobrenaturales”. Luego los dirigentes de Racing pidieron disculpas, pero el papelón ya estaba hecho.
Bastante irónica y graciosa también resultó la cargada con los billetes gigantes de 5 pesos con la cara de Bochini, mofándose por el precio de las populares para socio en el partido ante Newell’s del presente torneo un lunes por la noche. Aunque usted no lo crea, lo hicieron desde una platea la cual Racing regaló a sus socios para un clásico. Y ni así lograron llenar el Cilindro, un soleado sábado a las 16 horas.
Con el triunfo consumado, hinchas y jugadores celebraron eufóricamente (como debe hacerse después de un clásico), pero la caradurez y la poca memoria de la gente blanca y celeste fue excesiva: ellos, los campeones de la Promoción, hablaban de la “B” y, post partido, ya entrando en lunes, burlan a cuanto hincha de Independiente se les cruce por enfrente. ¿Cómo pueden ser tan caraduras? ¿Un partido ganado en 6 años y les da para decir que mandan en el barrio y qué se yo cuántas payasadas más?
Y ojo, los medios partidarios académicos demostraron estar a la altura de sus hinchas: los afiches que realizaron tienen uno menos gracia que el otro. “La tenés adentro”, “Chupala”, “Teo cojo”… Un documental sobre la economía en el continente asiático debe ser más divertido. Igual es entendible: no están muy acostumbrados a hacerlos.
Los dirigentes también quisieron ponerse a tono y estrenaron cartel en el Puente Pueyrredón con la leyenda “Bienvenido a Avellaneda, presente pasaporte”, haciendo alusión a los carnets de socios. ¿Pueden tener tan poco atino? Hablan de pasaportes cuando no salen del país hace años, mientras que su papá se prepara para jugar tres copas más este año. ¿O será que se sienten tan visitantes en Avellaneda, que es de Independiente, que deben presentar pasaporte?
Un nuevo clásico pasó y el resultado, que es lo que más importa, claro está (lejos está el Rojo de ser hincha de su hinchada), esta vez fue adverso y tiene todo que ver con lo que pasa en el club a todo nivel. Pero Racing, ese equipo tan simpático que vive de amargura en amargura, aún ganando dejó bien en claro otra vez quién manda en Avellaneda…